domingo, 6 de noviembre de 2011

ALDEALENGUA - LASVILLAS - ALDEARRUBIA


“Qué descansada vida, la del que huye del mundanal ruido”. Sí amigos, así lo escribió Fray Luis de León en una de sus escapadas por el paraje de la Flecha, a las orillas del Tormes y a escasos kilómetros de la capital. Enseguida lo comprenderéis…
En principio la “quedada” era a las diez en el Romano, pero hubo cambio de planes tras estudiar el mapa de vientos. Estaba previsto que a partir de las 12 el viento fuera del Norte y a unos 25 Km/hora. Así, decidimos cambiar la ruta y dirigirnos hacia el Noroeste para regresar con viento a favor por lo cual acordamos quedar en el alto del Rollo. Además había que ir por asfalto, porque los caminos estaban poco transitables tras los aguaceros de la semana. Los asistentes: Fernando, Juan Miguel, Paco Martín y un servidor (José Manuel). Los ausentes: Alex en Madrid y Paco Sánchez de “bodorrio” en la capital de “La Pilarica”. ¡Muy guapos! los Sánchez, debieron representar bien a Salamanca en el evento.
La mañana estaba fría, ¡Muy fría!, pero nos gusta salir en bici… Emprendemos el trayecto por la carretera de Aldealengua. Las orejas notan el roce con el gélido aire  para los que habíamos olvidado la “braga” de protección. A Fernando se le ocurre que, una vez rebasado el cruce de Cabrerizos, nos adentremos por “La Flecha” a través del camino semi-asfaltado. ¡Excelente idea! Por las fotos os podéis hacer una idea de la maravilla del paisaje. Así lo debió ver también Fray Luis. Hemos disfrutado de la parte más bonita del otoño.
Pero llegando a Aldealengua comienza el camino sin asfaltar y hubo que volver a la carretera, porque hoy no estaba la cosa para rebozarse por el barro. Juan Miguel hoy “reinauguraba” su máquina tras el arreglo de la suspensión y se le notaba fuerte, acoplado a ella. Le hacía “carandoñas” y la máquina respondía voluntariosa. ¡Qué duo!
Tras cruzar Aldealengua cogimos el camino de la derecha para dirigirnos a la comarca de “Las Villas”. Sí amigos, no se trata de una comarca administrativa, sino más bien con raíces históricas. El primer destino era Babilafuente, pero antes parada para fotos, hoy no era necesario beber, poniendo como fondo la estación de bioetanol. Bueno, en una de esas se nos coló como intruso el tren de Madrid. Por supuesto que Paco Martín se subió a un objeto.
Seguimos el trayecto para dirigirnos a Villoria que atravesamos por su calle “larga” sin pena ni gloria (pareado al canto) y de allí ponemos rumbo a Villoruela, el último de la comarca. Juan Miguel tiene frío y nos hace para a tomar un “cafetito“. El “Martín” entretanto reniega porque quiere ver el partido del Madrid en casa, calentito, pero “pirateado” por el internet en un PC. ¡Qué manera más despiadada de echar a perder un espectáculo de “los blancos”! En fin, que a partir de allí nos trajo a un ritmo exigente por la prisa.
Llegamos a Aldearrubia, el pueblo de mi “mami”, y decidimos esquivar la carretera principal - con más tráfico -  y regresar por la parte de arriba tomando el camino agrícola que nos conduce directo hasta Aldealengua. Escuchamos disparos de fondo pero, de todos los cazadores que rebasamos, sólo uno llevaba premios. Creo que este año no ha empezado muy bien la caza. A todo esto Paco Martín “embalado”.
En Aldealengua decidimos volver a deleitarnos con el otoño por el mismo camino de ida ¡Qué maravilla! Por cierto, la previsión de vientos no se cumplió en absoluto. Y cuando cogemos de nuevo la carretera empiezo a recordar a mis amigas “las birras”, aunque está última parte se me hizo un poco dura. ¡Por fin! – “El Colombia”. Degustación de “jarritas” y “patatutis” con imágenes de fondo del espectáculo futbolístico en pantalla gigante para los premiados: Juan Miguel, Fernando y un servidor.
El próximo “finde” habrá más.









2 comentarios:

  1. No se tocaremos de nuevo los caminos, que la galga es muy fina y la samuela se ha hecho con la operacion de la delantera

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  2. No se si tocaremos...

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