domingo, 18 de marzo de 2012

SALAMANCA - ALTOS DE FORFOLEDA

 

“Nunca hagas apuestas. Si sabes que has de ganar, eres un pícaro, y si no lo sabes, eres un tonto”. Confucio (filósofo chino)

Con motivo de mi ausencia esta jornada la crónica la escribió “El Martín”. ¡Buen trabajo!

Iniciamos la etapa en la sede de la Cruz Roja. El aviso de última hora por el chat de mi renuncia a participar por bajas temperaturas causó estupor y rechazo. Pude observar con regocijo detrás del edificio antedicho la reacción de Sánchez, cuando recibió el mensaje. Luego, José Manuel me recriminó el desaire por vía electrónica.

Bromas aparte, iniciamos la ruta hacia Aldeaseca, dirección Forfoleda, que era nuestro objetivo final. Fuimos, Fernando, que dirigía la expedición, Paco Sánchez, que le seguía de cerca, Juanmi  con alguna molestia muscular, y el que escribe, que no dejó la última posición  desde el inicio. Reconozco que, desde hace un tiempo, me gusta ir en la retaguardia.

Seguimos hacia Castellanos de Villiquera. Allí Fernando tuvo un problema con el cambio que solucionó Juanmi con pericia. Fernando estuvo a punto de volverse pero el capitán y también mecánico del equipo arregló el percance en un santiamén. De allí a Calzada de Valdunciel donde nos volvimos a perder siguiendo el rastro de caminos que han desaparecido engullidos por las tierras de labor.

Llegamos a Forfoleda y a su monte de encinas. Hicimos parada en unas casas desvencijadas y medio derruidas  que le recordaban a Juanmi la afamada película “Los Santos Inocentes”. En esos parajes pudimos saborear nuestros víveres. El mío, un pequeño bocadillo de jamón,  se adaptaba mejor al lugar que los productos habituales del resto: glucosa o galletas energéticas.

Bajamos el monte de Forfoleda para rodearlo y llegar al punto geodésico por detrás. Vimos unas motos subir por una pendiente hacia la parte alta del monte y subimos, a pata, siguiendo la senda de las KTM 250. Allí se fraguó la apuesta para que el que les habla bajara en bicicleta sin poner ni una sola vez el pie en tierra. Están en juego unas cervezas y Juanmi, en la parte de los que no cree que sea posible, no me deja más que un intento. Tendré que ir a practicar un día de estos.

Al volver pinché. Y la nueva cámara se habría también pinchado si no hubiera sido por la advertencia de Sánchez de revisar con los dedos la cubierta, en la que estaba incrustada media punta. Al final, 60 kilómetros y hasta la próxima.

2 comentarios:

  1. En la vida, hay que asumir riesgos, sino para que estamos.
    Las apuestas hay que cumplirlas y cuanto antes mejor.
    No valen entrenamientos, disculpas, etc.
    Hay que tomar nota del evento y dar publicidad del mismo.
    Como el lugar es encantador , alguien debería llevar alguna tortillas, unas cervecitas frías y buen embutido.
    La duda que se me plantea es que debemos comer y beber las cervezas antes no sea que Paco Martín se nos arrugue

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  2. Yo creo que lo mejor es que Paco Martín no baje por ese precipicio. Jugarse el pellejo a lo tonto es de necios, haya o no una apuesta por medio.

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