La Ley de Murphy: «Si
algo puede salir mal, saldrá mal.»
Dijo Fernando tras la etapa: “Hoy ha sido un día...”
Habíamos quedado en el trastero de José Manuel con Fernando
y Juan Miguel. Allí cargamos las bicicletas, incluida la de Alex, en el coche
de Juan Miguel. Yo me adelanté para echar gasóleo y recoger a Alex en
Aldeatejada. Paco Sánchez se ausentó convaleciente de catarro y yo debí hacer
lo mismo, pero… El Martín como siempre tocando las narices, dijo que a las 11 y
pico llegaba a San Pedro.
Llegamos a San Pedro de Rozados con mañana soleada pero
fresca por el viento moderado del norte. Desenganchamos las bicis y ¿La rueda
delantera de Fernando? ¡La metiste tú dentro! ¿Yo? ¡Yo no la cogí! ¡Horror! ¡Se
ha quedado en la calle en Salamanca! Fernando y José Manuel de vuelta al
trastero a buscar la rueda. ¡Milagro! ¡Aparece! Alguien la recogió y se la
entregó a un vecino, que casualmente pasaba por allí y nos vio buscándola.
Vuelta para San Pedro… de Rozados.
El Martín llega a tiempo, segundo milagro, porque ya nos
íbamos. Dijo Fernando: “Quien dijo que no, luego fue que sí, y si hubiera dicho
que sí desde el principio no hubiese ocurrido lo de la rueda...” Veredicto:
¡Culpable! El Martín.
Por fin comienza la ruta. Salimos de San Pedro de Rozados
siguiendo el trazado marcado por Fernando y a las primeras de cambio, abrimos
una portera y acto seguido ¡vaca suelta! Juan Miguel frunce el ceño, pues es
maestro en estas lides y le mosquea bastante una vaca suelta, pero a pesar de
todo sigue. Continuamos y… rebaño de vacas sueltas cruzando el camino. Esto ya
es más serio. División de opiniones pero damos media vuelta, seguimos por otro
camino y retornamos a la carretera que dirige a las Veguillas.
Tras unos kilómetros giramos por otro camino a la izquierda
que se adentra en nueva finca de ganado. No tardamos en divisar nuevas reses.
Alex me indica ¡Parece que aquella nos mira fijamente”. Sí y no tiene cara de
amiga, pero… Juanmi se para, El Martín ya se ha dado la vuelta hace un rato,
argumenta que hay muchos caminos en España sin ganado. Fernando se ofrece a
dialogar con el ganado como el otro día con el mastín, pero… no hay acuerdo,
volvemos todos a la carretera. Fernando dijo: ”La ruta fue modificada por miedo
a ganado MANSO...”
De nuevo en la carretera nos dirigimos a Las Veguillas.
Había que justificar la salida. Fernando y Alex pusieron un ritmo fuerte en
carretera, muy fuerte. Yo les seguía a duras penas, pues mi catarro me impedía
una respiración completa y por detrás Juanmi. Ya muy alejado venía el Martín
(lo que era y lo que es…). Llegamos a las Veguillas y hay reagrupamiento.
Decidimos hacer los 3 kilómetros que nos separan de la ermita del Cristo de
Cabrera. Una vez allí, fotos y repostaje. No pudimos ver la ermita por dentro
pues había misa. Hicimos un par de fotos fuera, la única prueba gráfica de la
jornada. Fernando dijo: “En la ermita todo son prisas y ganas de despachar
necesidades; no disfrutamos del momento.” Y es que Alex tenía prisa pues había
quedado para comer fuera. Lógico, pues llevamos acumulados muchos retrasos todo
el día.
El regreso es duro, hay fuerte viento en contra y algunos
repechos matadores. De nuevo el grupo se disgrega y de nuevo intento seguir a
Fernando y Alex, pero llega un momento en que mi cuerpo se queda como muerto,
sin fuerzas, en un claro síntoma de pájara monumental. Decido parar y seguir a
un ritmo lento. Alex tira de Fernando a un ritmo infernal y se van lejos.
Juanmi me alcanza, me espera y me anima: “El Capi es El Capi”. Ya casi al final
se nos une el Martín que venía silbando la melodía de Verano Azul. Los últimos
tres kilómetros se me hicieron eternos. Fernando dijo: “Un compañero se vino
abajo, porque ya empezó mal desde el principio con su garganta tocada.”
Llegamos a San Pedro de Rozados, cargamos bicicletas y para
Salamanca.
¡En fin! Jornada buena para recordar y digna de olvidar.
Fernando dijo: “Estoy muuuuuy cansado y deprimido, señores.”
No todas las salidas pueden ser espectaculares. Unas saldrán bien, otras no tanto .... Pero no por eso hay que dramatizar. Llega la primavera, y las escapadas mejorarán.
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