Dijo un tal Mahatma Gandhi:
“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado.
Un esfuerzo total es una victoria completa.”
Y es que como
victoria se puede calificar nuestro pequeño fracaso en la jornada de hoy al no
haber podido conseguir los objetivos prefijados en tiempo y forma.
A las 9:00 de la mañana se había programado la “quedada”
previa en Salamanca entre algunos trabajadores de cierta Entidad Financiera y
otros de cierta Entidad Tributaria. Las amenazas y ataques dialécticos entre unos y otros a lo
largo de la semana se tornaban en saludos afectuosos y máximo respeto por los
hoy compañeros de ruta.
En Zamora nos espera Ventura, con lo que a las 10:00 se
produjo la fusión del grupo junto al Duero y así nos preparábamos para partir:
Juan Miguel, Pedro, Ventura, JuanRa, Javier, Paco, Pablo y José Manuel. Tras
los saludos y foto de partida comenzamos ruta guiados por Ventura que, entre
jardines y arboledas, nos muestra la belleza de la estampa otoñal zamorana.
Además la mañana soleada invita a la bici, si bien el camino está excesivamente
blando por la lluvia de los días previos.
Pronto nos percatamos de que la suerte no iba a estar de
nuestro lado esta mañana y a las primeras de cambio, reventón de la rueda trasera
en la máquina de Ventura. Hubo que cambiar cámara y empezar a acumular retraso.
Continúa la marcha y afrontamos la primera rampa sin consecuencias.
Ventura nos anuncia la entrada a un pinar en el que el
estado del camino se complica y nos hace echar pie a tierra en alguna ocasión.
Veo a Juan Miguel disfrutar en su terreno. Tras un descenso sinuoso topamos con
el rebaño de ovejas y cabras de “Don Alonso”, que nos obligan a detener. Bueno,
también tuvimos que saludar a los dos mastines, que aunque parecían estar “a lo
suyo” no perdían detalle de cada uno de nuestros movimientos. “Don Alonso” no
se pudo resistir a ser “¡miembro!” de
“la nube”.
Se acaba el pinar y comienza la fase dura de la jornada: el
viento entra ahora de frente, ahora de costado, pero con bastante fuerza, lo
que hace que pedalear se convierta en una verdadera tortura. Por si esto fuera
poco, en uno de esos giros a la izquierda el camino se empieza a hacer cada vez
más estrecho hasta que finalmente desaparece. Algún agricultor “espabilao” ha
decidido anexionarlo a su trigal y aunque ahora está cosechado, no os podéis
imaginar lo duro que se hizo pedalear este kilómetro viendo como las ruedas de
Paco y Ventura se hundían en la tierra. Fue duro, muy duro y aunque no hay
imágenes… algunos echaron “pie a fango” en este trozo.
Refundimos el grupo y continuamos nuestra batalla contra el
viento que pronto nos pasa factura eliminando por desfallecimiento al primero
de los integrantes, Javier, que tiene que ser recogido por la furgoneta de apoyo.
Menos mal que llegamos al embalse de Ricobayo, donde Ventura tiene fijado el
primer avituallamiento: galletitas energéticas y gel de glucosa. ¡Sí, sí! en el
descenso junto al embalse me bajé de la bici pues la rampa era excesivamente
técnica y no quería asumir riesgos innecesarios.
Hay que seguir y cruzamos andando el Esla por el puente del
ferrocarril para afrontar una zona de continuos toboganes que siguen castigando
nuestras piernas. Justo antes del punto de encuentro se vislumbra una rampa
larga y respetuosa (hay trozos con un 13%). En mitad del ascenso unos perros
asilvestrados me hacen detener ¡Menos mal que pasan de nosotros! Por fin llego
arriba y aparece la furgoneta. Saludamos a Bruno (algunos muy efusivamente a la
vez que cargaban la bici en el furgón) y este nos premia con unas deliciosas
rosquillas de las monjas. Saludamos también a Mariano y José María que nos
habían seguido la pista en el “todoterreno”.
La hora se nos echa encima y no hemos cumplido nuestros
objetivos ni de lejos, pero aún así algunos decidimos continuar. Por la pista junto a los molinos (¿o eran
gigantes?) continuamos haciendo frente a la fuerza de Eolo. Finalmente junto a
la pedanía de Losilla de Alba aparece Bruno de nuevo y decidimos echar pie a
tierra para llegar hasta Ferreruela en el furgón. Allí nos espera el resto del
grupo en Casa de Pepa, donde nos agasajaron con buenas viandas.
¡En fin! amigos, como dijo Gandhi, cada uno de nosotros se
esforzó hasta donde pudo y eso constituyó “su victoria”, a pesar de no alcanzar
la meta. Pero es que además… ¡Lo pasamos muy bien! ¡Hasta otra!
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Fusión junto al Duero |
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Con "Don Alonso" |
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Nuevo "miembro" de La Pájara |
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El Capi junto al Esla |
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Y que me dicen de Don Paco |
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Unos más cautos que otros |
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Avituallamiento junto al embalse |
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"Posado" de Don Pedro |
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JuanRa sufrió pero disfrutó |
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El cronista cruza el Esla |
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Y Juan Miguel también |
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¡Vaya toboganes! Y Pedro ¿en bici?... |
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Junto a los molinos ¿Gigantes? |
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Ventura, ... por ventura |
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Y por fin Doña Pepa trajo las birras |
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... y las viandas |
Gran esfuerzo y buena compensación compañeros. La próxima Mariano y yo esperamos repetir, pero también en todo terreno.
ResponderEliminarMagnífica jornada de ciclismo, tanto por los estupendos paisajes como por la buena compañía. Preciosa la salida de Zamora, no digamos el pinar, y el entorno del embalse. Para repetir. Pero la próxima vez, hasta el final.
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