Se decide coger el camino a la
derecha al salir de Aldeatejada, el cual enlaza con el Cordel de las Alambres. El
camino se encuentra duro, pero que muy duro, debido a la helada de la noche. El
ritmo es bastante ligero, ante lo cual se ha de minorar y parar para hacer
alguna foto como es de costumbre. Reiniciado el camino, ya casi a la altura del
Cordel anteriormente citado, nos toca “como siempre” oír los ladridos de los
perros y su seguimiento a través de la alambrada de la finca, (de la cual
desconocemos su nombre).
Una vez llegado al famoso Cordel
de las Alambres se decide ir dirección sur, a coger el camino que nos ha de
llevar a Otero Vaciadores, para luego dirigirnos a la Cañada de las Alambres
(más conocida como la carretera de Matilla de los Caños). Ante el mal estado del
camino, desistimos de realizar dicha ruta y… ¡sorpresa! alguien había desistido
antes y se había marchado como el Tío Sierra: el Señor Francisco Martin, que había
desaparecido, se lo había tragado la tierra cuando apenas llevábamos 10 km, ¡sorprendente!
Vista la situación, decidimos
explorar algún camino nuevo y continuamos por el Cordel de las Alambres. El camino
se encontraba bastante bien y lentamente nos alejábamos de Salamanca ascendiendo hasta…. Santo Tomé de Rozados. Justo
llegamos al camino que unos días antes
intentamos hacer, pero se encontraba lleno de barro.
Parada en Santo Tomé al lado de
la Iglesia, la cual está bastante deteriorada y la plaza cubierta de maleza... ¡Sorpresa!
Mi “lámpara maravillosa” según Fernando (luz trasera), había desaparecido, lo
cual parecía casi imposible porque la
bolsa de herramientas no la dejaba salir.
Visto lo sucedido decidimos
volver en su búsqueda hasta Aldeatejada, no sin escuchar los ladridos de los
amigos de siempre. Por supuesto no la
encontramos. Posteriormente (una vez analizadas las fotos por Fernando) la
lámpara ya no nos acompañaba en la primera parada realizada.
Una vez puestos en faena el Señor
Fernando y el Señor Paco Sánchez deciden, como que no quiere la cosa, subir al
Pirulí, así que los tres hacia arriba. ¡Qué forma de subir tienen estos dos
señores, dan miedo! Llegados al Pirulí, se deposita la piedra y se hace la foto
de costumbre. Y ya puestos, como estos señores habían decidido subir al Pirulí,
un servidor propone bajar a toda pastilla hasta Doñinos y continuar hasta el
Puente Gudino. Ante dicha proposición nadie se inmuta y a continuar…
Llegados al Hotel Doña Brígida,
nos toca afrontar la última subida, el Mortirolo por la parte suave (cuesta conocida
como la Subida de Jesús Galán. ¿Por qué será?)
Despedida y cierre.
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