<<Calar>>: Penetrar un líquido en un cuerpo
permeable. Otra acepción: Mojarse una persona hasta que el agua llegue al
cuerpo. Como dice Fernando, ni el “gore-tex” le salvó.
De nuevo se hacía necesario repeler los caminos por el
exceso de barro acumulado y recurrir al asfalto. Éramos citados Paco, Antonio,
Ángel, Fernando y servidor (José Manuel) a las 10 en el Romano. Fernando no llegaba
y cuando ya casi marchábamos apareció por “fondo sur”, le había dado por ir a
buscar a Paco a su antiguo refugio, o dicho de otra manera, quería hacer unos
kilometrillos de aperitivo “a mayores” de su escapada en la mañana del sábado.
Nuestro Capi (Juan Miguel) se disculpó a última hora por una lesión en el pie
(se le espera pronto).
Como es habitual ¡hay que hacer algo distinto! Así que nos
vamos hacia Matilla de los Caños y… ya veremos. Para empezar a calentar muslos en
la cuestecilla de Vistahermosa y marcha siempre ascendente y con viento en
contra hacia el Pirulí. Antonio hace unos “esbozos” por el camino paralelo,
pero pronto desiste por la acumulación de agua y barro y vuelve al empalagoso
asfalto. ¡Bahh! ya que estamos aquí subiremos al “Pirulí” y para allá que
vamos, hay que hacer alguna foto aquí arriba. Saludamos de paso a un grupo de
“colegas” que dan por finiquitada la jornada, pues empieza a llover.
A nosotros esto se nos hace corto, así que ponemos el
“chubas” (los que lo hemos traído) y optamos por hacer unos kilometrillos más
en dirección a Matilla. La lluvia arrecia pero no hay problema, como dicen mis
amigos africanos “la lluvia moja las manchas del leopardo, pero no las quita”;
Fernando insinúa que la calada será beneficiosa para nuestro maltrecho cutis. A
todo esto llegamos a la urbanización de Muñovela, junto al campo de golf: otra
paradita (sin fotos).
Sigue lloviendo y todavía queda mucho hasta Matilla por lo
que decidimos hacer cinco kilómetros más en esa dirección y regresar. Algunos
trataron de “boicotear” el acuerdo, pero nuestro “router” Fernando, siempre muy
atento, abortó las intentonas. Llegado el punto de retorno agilizamos la
marcha, ahora en ligero descenso con viento a favor y por si vamos lento,
decidimos dar relevos ¡Qué báaaaarbaro! En un momento estamos de nuevo en el
Pirulí, aunque esta vez pasamos de largo y en un “tris-tras” dejamos a Antonio
en Vistahermosa. El matrimonio “De Dios” nos quiso premiar con un caldito
caliente, pero lo que todos necesitábamos era llegar, quitarnos la calada y la
“duchita” de rigor.
Hay que reconocer que estamos un poco “trastornados”
saliendo días como hoy, pero “toda cuestión tiene dos puntos de vista: el
equivocado y el nuestro”.
¡Ciao!
Esta vez sí que ha sido rápido el cronista.
ResponderEliminarNo sólo rápido sino trabajador. Se ha hecho dos relatos de un tirón.
Como siempre, paso un rato divertido leyendo nuestras peripecias tal como las cuenta. No dejo de sonreír pensando que cada uno, al menos yo, se dice para sus adentros ¡si supieras lo mal que lo he pasado algún rato sin que te enteraras!
Fernando, nos encantaría saber cuando lo has pasado mal, porque siempre te vemos alegre y en plena forma.
EliminarCon el tiempo aprendes a controlar el dolor, el cansancio, porque sabes que los demás están pasando por lo mismo que tú. Las cuestas son cuestas para todos, el viento sopla para todos, el frío nos castiga a todos. Esos momentos duros en este deporte se superan en silencio, siempre y cuando la cosa no pase a mayores.
EliminarCompletamente de acuerdo, José Manuel, nuestro punto de vista es el acertado.
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