[Dice así la canción]:
Es inútil dejar de quererte.
Ya no puedo vivir sin tu amor.
No me digas que voy a perderte.
No me quieras matar, corazón.
[TODOS]
Ya no puedo vivir sin tu amor.
No me digas que voy a perderte.
No me quieras matar, corazón.
[TODOS]
¡Corazón!, ¡Corazón!,
no me quieras matar,
¡Corazón!.
no me quieras matar,
¡Corazón!.
¡Ayyyyy! ¡Estos locos románticos… de la bicicleta! Como
se acerca San Valentín, encargué a nuestro “router” dibujar un plano en forma
de corazón para el paseo de hoy y éste, que es muy obediente, lo preparó. Me
quedo con el San Valentín sacerdote del siglo III, casamentero clandestino
cuando el emperador Claudio II prohibió los matrimonios de los jóvenes porque
en su opinión rendían mejor como soldados "sin ataduras". Luego ya
cuando lo trajeron a España los de Galerías Preciados... eso es otra cosa.
Se anticipa la “quedada” a las 9:30 en… ¡La Puerta de
Zamora! Todos puntuales: Fernando, Paco, Juan Miguel, Ángel y José Manuel.
Antonio envía mensaje de que se ausenta y… ¡por allí viene un ciclista! ¿Será
un abrojo? Yo digo que es Anselmo ¡Hola Anselmo!
Avenida Mirat, Paseo de la Estación, Viaducto, Jesús Arambarri y hacia Cabrerizos (primer repecho). Camino de Moriscos (segundo repecho) y foto en el primer punto geodésico. Cruzamos Moriscos y el camino que seguimos va en dirección Gomecello, pero “el dibujante” había preparado algunas “sorpresitas” y es por esto que junto a un lugar llamado “Laguna Grande” nos hace girar a la izquierda, donde los caminos empiezan a estrecharse.
“El Dibujante” trata de
animarnos y asegura que lo duro se ha terminado…, además hay algún trozo de
asfalto que “ablanda” los pedales, pero el viento nos sigue castigando. De
repente giro a la derecha y el camino está literalmente atravesado por un
arroyo. Veo que Fernando lo atraviesa “sin titubeos”. Miró a los lados… y me
doy cuenta que soy el siguiente en llegar, cierro los ojos e imagino el plano
en forma de corazón ¡Adelante! Y todos me siguen. Daños colaterales: nos hemos
mojado “un pelín” los pies… sin consecuencias. Ahora el viento nos azota de
frente y con fuerza, llegamos a Carbajosa de la Armuña, donde fijamos el avituallamiento
junto a la iglesia.
He visto al Capi un poco irritado con la ruta de hoy, pero
al final “el corazón” se le ha ablandado. Ángel progresa más que adecuadamente
en su puesta en forma y Fernando y Paco… están ¡descomunales! El firme de los
caminos mejora, llegamos a Naharros de Valdunciel y después a Valdunciel, pero
el viento cada vez es más fuerte. Anselmo está muy cansado (se le entiende
porque lleva un largo periodo de inactividad), así que decide (por unanimidad
consigo mismo) girar a la izquierda y atajar hacia Los Villares (su hogar dulce
hogar). Nosotros seguimos a la derecha y tras un extraño zigzagueo por los
caminos, veo que hay que cruzar la N630. Observo a lo lejos un tubo, aún más
estrecho que el anterior ¡menos mal que “el dibujante” pasa de largo! Esta vez
cruzamos por encima y por asfalto ¡Como Dios Manda!
Según bordeamos Castellanos de Villiquera comienza a llover,
el camino se empina, pero el firme es bueno y ancho. Eso sí, Fernando y Paco
ponen un ritmo “demoledor” que puedo seguir a duras penas. Arriba refundimos
grupo y bajamos a toda máquina hasta Villamayor. Sólo nos queda el postre ¡Qué
golosos somos! Subida hasta Salamanca por la carretera ¡Qué dura se hace esta
subidita después de todo lo que llevamos…! Parada y foto “finish” en la Puerta
de Zamora: ¡Objetivo cumplido!
¡Este San Valentín! …nos quería “romper el corazón”, pero
no ha podido.
José Manuel, nuestro cronista, habló muy poco en esta travesía. No sé si porque estaba siguiendo mentalmente el dibujito o porque iba cavilando esta crónica tan divertida y tan castrense: "ratas bajo tierra" o sea ejercicios de pista de entrenamiento, atravesar "vertedero lleno de mierda" o sea superar hasta lo más desagradable, "charcos, barrizal, roderas, arroyo..." todo un programa de castigo...
ResponderEliminarEspero que no me guarde rencor, ni el cronista ni el resto de acompañantes.
Pero hoy leyendo el relato... ¡¡¡ME HE REÍDO A CARCAJADAS!!! GRACIAS.
El cronista iba sufriendo en silencio, pero disfrutando en público por dentro y por fuera (como siempre) a la vez que imaginaba el desplazamiento alrededor de las distintas cavidades del músculo vital. ¡Ahhh! No hay rencores.
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