Alguien dijo que “La edad madura es aquella en la que
todavía se es joven, pero con mucho más esfuerzo.”
Con el nieto de Aurelio |
Llego puntual, aunque mi estómago no está para bromas y ya
me esperan Paco Sánchez y Fernando (del resto no hay rastro, ni esperanza de
que aparezcan) ¡La que me espera tras estos dos atletas! Cómo las lluvias han
castigado en exceso a los caminos, estaba prevista una ruta por carretera hacia
los Baños de Ledesma, con trayecto de ida por la margen derecha del Tormes y
vuelta por la izquierda.
¡En fin! Paco azuza las riendas de su 8.0 y asciende hacia
el punto geodésico de pizarrales. El resto le seguimos como podemos. Supongo
que el pedaleo constante estimula las células
de mis muslos y gemelos, haciéndolas vibrar más de un millón de veces por
segundo, lo que produce en ellos fricción y por ende calor. En definitiva,
cuando llegamos arriba mi cuerpo ya está reactivado de los excesos del sábado,
si no fuera por la acidez estomacal (ésta como resultado de los excesos
etílicos).
La bajada a Villamayor es cuestión de segundos. Tras cruzar
el casco urbano recuerdo la famosa canción de Supertramp (It´s raining again) y
es que comienza a llover de nuevo. En una fugaz aproximación a mis compañeros
oigo comentar a Fernando “hay que llegar hasta Valverdón, a ver qué pasa”, mientras
nos castiga un fuerte viento desde el costado izquierdo. El caso es que antes
de llegar a Valverdón deja de llover ¡menos mal! Ni siquiera nos hemos puesto
el chubasquero.
A todo esto Paco a lo suyo, Fernando detrás y yo “chupando rueda”, cruzamos las bodegas de Zorita y nos acercamos
a Almenara. En la larga recta nos cruzamos con Jesús Galán que pedalea en
sentido contrario porque ha madrugado más. Le invitamos a seguirnos, pero este ya
se había calado, así que brazos en jarra, agita los codos y se aleja con dirección
a casa.
Fernando toma la cabeza dando un poco de descanso a Paco
mientras cruzamos Almenara. Enseguida comienza una dura rampa y después otra, casi
sin descanso, que unidas al fuerte viento de costado se hacen todavía más
complicadas para mi castigado organismo. ¡Por fin una bajada! Disimulo y tomo
la cabeza, pero la alegría dura poco en casa del pobre y pronto descubro el último duro repecho que precede al pueblo de
Juzbado. En la bajada dejamos la nuclear a la derecha y acto seguido el desvío
de Baños de Ledesma a la izquierda.
Paramos para fotos en el puente, donde aparecen Aurelio y su
nieto en bici, y un montón de paseantes clientes del Balneario. Preciosa
estampa de la típica dehesa salmantina, con encinas, carrascos, matorral silvestre y todo ello rodeado de
amplias zonas ajardinadas (me quedo con ganas de ingresar para una cura). Nos
adentramos en el Balneario para terminar nuestro repostaje junto a la piscina,
nuevas fotos y de nuevo Aurelio con el nieto…
No tardamos mucho en ponernos en el puente de Gudino, el
Tormes viene muy crecido (deben estar desalojando más de lo normal en el
pantano), así que paramos junto al río para unas instantáneas. Fernando ha
tenido un calambre en la pierna ¡me viene bien! Última rampa (“Sebastiana de
Jesús Galán”) “suave y afectuosamente” por Paco Sánchez hasta el teso de los
Cañones. Fin de ruta para el grupo junto a Carrefour.
Foto denuncia: ¿Y esta mierda? |
De todos es sabido , que la bici no hace al ciclista, pero ayuda.
ResponderEliminarA veces no es necesario tener una 8.0, aunque tal como va el alemán, como si la tuviera, eso le da más mérito a la 5.3.
En fin, a este paso tendremos que penalizar le con peso.