domingo, 3 de marzo de 2013

CARPIO-BERNARDO





Por las riberas del Tormes
Bernardo del Carpio cabalga,
con un caballo morcillo
enjaezado de grana,
gruesa lanza en la mano,
armado de todas armas.

Y… como no podía ser de otra manera, los pájaros acudimos a la búsqueda del mitológico “Caballero del Carpio”, según alguna leyenda hijo extramatrimonial de Ximena (infanta hermana del rey Alfonso II de Oviedo) y de Sancho Díaz (Conde de Saldaña) y que habría derrotado nada menos que al Gran Carlomagno en la Segunda batalla de Roncesvalles, allá por el 808.

Así que cabalgando a nuestras “galgas” en la extraordinaria mañana del primer domingo de Marzo, partimos a las 10:30 desde la Glorieta del Aldehuela, capitaneados como siempre por Juanmi y guiados (hoy con desgana al principio) por nuestro “router” Fernando. El resto del escuadrón lo formaban los dos Pacos (Sánchez y Martín), Antonio, Nicolás y un servidor (José Manuel) tras el plantón de Anselmo, la justificada de Ángel y el pase a reserva activa (pero sin sueldo) de Alex.

Cruzamos prestos el Tormes y al llegar a Santa Marta giramos a la derecha para subir hacia la autovía, donde un motorista charla apaciblemente con una ciclista a la izquierda de la calle. Antes de llegar al túnel giramos a la izquierda y con rapidez buscamos el camino, que es lo que nos gusta. Como hay algunos que entrenan clandestinamente los sábados luego empiezan con desgana, así que Paco Sánchez y un servidor nos encargamos de “azuzarlos” y enseguida cogemos un ritmo acorde al prestigio de nuestro escuadrón.

Cruzamos Pelabravo y tomamos el camino hacia Calvarrasa (de Arriba pero sin cuesta) para antes de llegar desviarnos de nuevo a la izquierda por una larga y llana recta al final de la cual comenzamos a ver dibujada la silueta de nuestro objetivo. Fernando manda girar a la derecha con algún suave aspaviento del Capi, que no obstante asume. Los demás lo que nos cuenten (¡vamos tan a gustito!), tanto es así, que cuando el camino casi obliga a girar de nuevo a la izquierda, el Capi nos inquiere a seguir de frente en busca de aventura y todos asentimos. Y aquí  no acaba la historia, pero sí el camino, al llegar a aquel árbol solitario. El Capi de nuevo nos inquiere a continuar por la linde y todos detrás… ¡y es que… vamos tan a gustito! ¡Ni linde, ni leches! Vamos atravesando por el sembrado aunque, eso sí, con mucho cuidadín de no lastimar nada. Lo que está claro es que el Capi está curtido en estas batallas y rápido nos devuelve al camino  sin daños colaterales para nuestras máquinas.

Este trozo de camino está un poco blando y con barros, amén del duro repechín que atravesamos sin consecuencias, nos devuelve a otro más ancho que enseguida nos pone en Villagonzalo, donde enfilamos hacia la localidad de Carpio-Bernardo por el camino paralelo al Tormes a la izquierda de la carretera. Una vez allí nos retratamos junto a la esfinge del legendario caballero gracias a la estrecha colaboración de un “paquiano”, que tras un curso intensivo de 20 segundos, hacía fotos como “churros” con el móvil de Paco Sánchez.
Hubo algunas dudas sobre a qué Carpio subir, pero al final triunfó la razón y afrontamos la Mesa del Carpio, con una cota máxima sobre el nivel del mar de 941 metros, más de 430 m. de extensión y que es el más alto, pero también más blando y con mejores vistas. Me adelanté del grupo con Juanmi y ya arriba, disfruté unos segundos en solitario del aroma a tomillo y romero con la bella estampa del Tormes a un lado y Salamanca al fondo por el otro. Como hoy no hay bocatas de jamón, ni vino…, hacemos degustación de “orejones”, galletitas energéticas, potasión y cuantos brebajes podáis imaginar, a mayores del avituallamiento líquido y las correspondientes instantáneas.

Bajada sinuosa hasta la carretera donde veo gozar como un “enano” al “des-estresado Capi”. Enseguida tomamos el camino a la derecha que nos sumerge en los pinares, donde todos disfrutamos del encanto del bosque a la par que sorteábamos los continuos charcos. Sensacional este trozo de camino hasta llegar a la urbanización del Pinar de Alba, que nos devuelve a la carretera y… “Tu-turú-turú… turú turú” Paco Sánchez toca “zafarrancho”: hay que poner plato grande y piñón pequeño. En un abrir y cerrar de ojos hemos cruzado Calvarrasa (de Arriba pero sin cuesta) y después por el camino a la izquierda de la carretera hasta el cruce de Valdelagua, de allí a Átika y giro a la derecha con dirección a Santa Marta. En la bajada un motorista charla apaciblemente con una ciclista a la derecha de la calle ¿UMMMMMM? Ponemos fin a la jornada en la Glorieta del Aldehuela.

Aunque hemos visto a Don Bernardo, ni rastro del caballo morcillo enjaezado de grana ¡No sé yoooo… esta historia!

















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