Cloud´s cycling, en castellano “ciclismo de la nube” es un
nuevo concepto de hacer rutas en bici surgido como consecuencia del alto grado
de pluviosidad en la primavera de 2013, que consiste en que te has de mover en
un radio de acción con respecto a tu centro de operaciones, que te permita
maniobrar con los reflejos suficientes para no pegarte una “calada” escandalosa.
El núcleo o centro de operaciones es la zona segura y alrededor del mismo se
dibuja una estructura en capas. Hay un miembro del grupo, el cloud-watcher
o vigilante de la nube, que se encarga
de observarla constantemente durante la ruta; si el resto de participantes le
observan resoplar mirando hacia abajo, todo el grupo se ha de mover con
celeridad hacia capas adyacentes al núcleo. Si por el contrario el
cloud-watcher eleva la cabeza y mueve el cuello hacia los lados denotando
alegría, el grupo puede bascular hacia capas más excéntricas.
Esta es la parte teórica. En la práctica hoy la “quedada” se
estableció a las 9:30 en el Puente Romano con la idea original de trasladarnos
hasta Matilla de los Caños (capas externas) y desde allí improvisar el regreso
ya con aire a favor. Puntuales Paco Sánchez, Juan Miguel, Ángel y un servidor
(José Manuel) y hoy – extraordinariamente muy rarísimo - el router Fernando se
retrasa cinco minutos. ¡Claro! Ha estado preparando la “sorpresita” y nos la
presenta al momento. Decide que se debe ir primero hasta Aldeatajada y subir
por la cuesta del Ministerio de defensa con dirección al Pirulí, como aperitivo
a la ruta de Matilla y siempre vigilando la nube.
Dicho y hecho, en un “tris” nos ponemos en Alteatejada y
giro a la derecha para afrontar la primera “pared” asfaltada y previa a una
suerte de toboganes en las calles del municipio por gentileza de Fernando. El Capi está lesionado en el pie y decide
abandonar la disciplina del grupo para hacer algo más suave luego de comunicárselo
a Ángel (se le espera pronto recuperado). El resto continuamos nuestro periplo por la
dura rampa, Fernando y Paco en primer término subiendo a un ritmo inalcanzable
para Ángel y un servidor, que bastante hacíamos con mantenerlos a la vista.
En la cumbre decidimos tomar la carretera de Matilla hasta
Muñovela para ver si contactamos allí con Juanmi. Otra vez ritmo frenético con
fuerte viento en contra, aunque ahora Ángel y yo nos mostramos más
participativos. Llegados a Muñovela y puesto que El Capi está a otra cosa,
nuestro cloud-watcher Ángel baja la
cabeza y resopla (leer primer párrafo) con lo que decidimos posponer (que no
cancelar) el asunto de Matilla y desviarnos a la derecha buscando aventura por
este camino nuevo.
Pronto descubrimos un nuevo camino a la derecha y ¡allá que
vamos! aunque, tras avanzar unos metros, un canelo feo con aspecto de hiena nos
saluda fogosamente antes de acudir a avisar a su primo (el canelo de zumosol)
este ya más abultado y con intenciones poco afectivas. La cosa no llega a más
porque aparece un “humano” que nos inquiere a dar la vuelta por donde hemos
venido, pues estamos invadiendo una propiedad privada.
Unos cuantos metros más y aparece otro camino a la derecha
que Fernando identifica en su “Garmin” y de nuevo ¡allá que vamos! aunque tras
avanzar unos metros, aparece ahora un arroyo bastante caudaloso que, al igual
que el “perro-hiena” nos hace cancelar el intento. Estamos condenados a tomar
la antigua N620 en el punto donde enlaza con la cañada de Extremadura, pero
antes hay que hacer unas fotos y repostar junto al viejo puente cerca del
arroyo de la Valmuza. Marcamos en el móvil de Paco el modo “Shrek 1” y hacemos unas instantáneas junto a la ciénaga (zona de
tierras, generalmente planas, en la que la superficie se inunda de manera
permanente o intermitentemente).
A todo esto nuestro cloud-watcher vuelve a resoplar (volver
a leer el primer párrafo) lo que nos decide ipso-facto a tomar la N620
dirección Salamanca. Luego de algunos amagos a derecha (dirección Pirulí)
pasamos el cruce del Hospital de los Montalvos (camas y comidas) y giramos a la
izquierda para - tras cruzar la autovía - dirigirnos a Doñinos. Los resoplidos
del cloud-watcher son ahora constantes, la nube-hiena (se parece al perro) está
encima y comienza a descargar, aunque la cosa no es alarmante.
El alemán quiere más… quiere bajar la cuesta de la
papelera y ¡allá que vamos! después de dejar atrás Doñinos y girar a la
izquierda. ¡Qué maravilla de descenso…!¡Ummm! Llegados abajo el cloud-watcher
eleva la cabeza y mueve el cuello hacia los lados (leer primer párrafo de
nuevo) a la vez que deja de llover. Nos quedamos con ganas de retomar lo de
Matilla pero… la suerte está echada, cruzamos el puente Gudino, subimos la
cuesta del cementerio (recordando a Jesús Galán), teso de los cañones y… ¡Otro
día más!
En fin amigos, como hoy es Domingo de Ramos hemos estrenado algo,
un nuevo concepto, el Cloud’s cycling. No olvidéis nombrar vuestro
cloud-watcher.
Hasta hoy no había leído la crónica de este día.
ResponderEliminarSólo una palabra:
¡¡¡¡¡¡¡Espléndida!!!!!!!!!!!!
Sobre todo la introducción teórica.
¡Bravo!