La quedada estaba prevista bien
tempranito. El calor iba a apretar, y para evitarlo nada mejor que salir
temprano. La idea era llegar a Ledesma,
y si los ánimos acompañaban, seguir un pequeño trayecto hasta el “Puente
Mocho”. Si hubiésemos salido de Salamanca
la distancia sería excesiva, y más con este calor, por lo que decidimos llevar
las máquinas en dos coches hasta Forfoleda. Allí nos reunimos Fernando, Juanmi, su hermano Pedro y el cronista del
día, Paco Sánchez.
Nada más salir
Fernando nos hizo subir por una empinada calle,
en la que la supermáquina de Juanmi gripó motor, o dicho de otro modo, se le rompió la cadena. Increíble pero cierto, la primera vez que algunos veíamos algo
así. Y la primera vez que veíamos
boquiabiertos como "el Capi" sacaba de su supermochila el instrumental necesario
para arreglarla. Eslabones, tronchacadenas, etc. ¡Dicho
y hecho - Como nueva!
Superado el percance iniciamos la
ruta en dirección norte, cruzamos el arroyo
para girar después a la izquierda sin subir por el precioso monte que hay entre
Forfoleda y Valdelosa. Continuamos hasta
Torresmenudas y desde allí cogimos un
camino dirección suroeste, más interesante cuanto más avanzamos, por lo que nos
hicimos las primeras fotos. Y por él
llegamos a San Pelayo de la Guareña, donde nos hicimos alguna foto en un puente
que alguien dijo que era milenario.
Desde allí ya seguimos paralelos
a la rivera de Cañedo, por un bonito camino con algunas roderas, y casi siempre
con pendiente favorable hasta Ledesma. Allí por unanimidad se decidió ir
hasta Puente Mocho. Según indicaban unos
paneles informativos que han puesto, fue construido sobre la ribera de
Cañedo para salvar el paso de la calzada romana que unía Ledesma con Zamora. Hicimos un alto en el camino para ver el
puente y reponer fuerzas.
A la vuelta intenté poner un
ritmo algo más fuerte, por eso de hacer
el ejercicio un poco más intenso, algo que se me recriminó al hacer el
siguiente alto en Torresmenudas, seguramente porque los demás querían ir más
tranquilos para apreciar el entorno. A
este pueblo, desde San Pelayo, fuimos por carretera, para tardar algo menos,
pues apretaba el calor. Pasamos por El
Arco y Aldearrodrigo, En una fuente en
Torresmenudas, de la que a estas alturas del mes de junio todavía manaba un
impresionante chorro, alguno casi se da una ducha completa. De allí, de vuelta a Forfoleda, y cada uno a su casa. El calor era ya insufrible.
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