sábado, 7 de diciembre de 2013

MIÉNTEME Y DIME, QUE NO ESTOY LOCO



Asisten: Paco Sánchez, Fernando, José Manuel.

Ruta: Sotoserrano, Caminomorisco, Ríomalo de Abajo, Meandro Melero, Sotoserrano.

Comentarios: A las 7:50 de la mañana con -5ºC y sumido en una espesa niebla salgo de mi garaje hacia el trastero. En la radio del coche suena una de Miguel Bosé, cuyo estribillo recuerdo: “Miénteme y di que no estoy loco – miénteme y di que es sólo un poco… ” ¡En fin!

A las 9:30 arribamos a Sotoserrano, hemos circulado por tramos con -7,5ºC, pero el campo - alumbrado ahora si por un sol radiante -  con un manto blanco bajo una helada considerable que ensalzaba su atractivo, nos invitaba como siempre a la aventura en bici.

Fue complicado salir del casco urbano en la dirección correcta, pero tras un minucioso análisis, nuestro “router” daba con el sendero correcto. Un primer tramo estrecho, pero asfaltado, para sumergirnos en un descenso pedregoso buscando la orilla del río. Las estampas otoñales empiezan a ser espectaculares.

Enseguida cogimos el “Camino Morisco” (Juanmi nos había dicho que sería blando y se hundirían las ruedas, pero a mí me parecía una autovía). Supongo que el nombre de “camino morisco” proviene del municipio al que pertenece, situado al Norte de Cáceres, en la comarca de “Las Hurdes”.

Fernando - con algún requiebro - hasta filmó un vídeo casero. Afrontamos el primer ascenso de la jornada (200 metros de desnivel) que no se hicieron excesivamente duros. Después, un descenso más técnico por un bosque precioso para desembocar a la carretera general. Aquí se debió producir el despiste del “router”, que trastocó a posteriori nuestro plan de ruta (creo que afortunadamente, dado el horario previsto).

Tras algunos kilómetros de asfalto tomamos un camino paralelo al río Alagón, de nuevo maravillosas estampas y algún susto, más que por los ladridos de los perros, por los fusiles de sus dueños. Tras analizar el error de ruta (estábamos volviendo al Soto) decidimos volver sobre nuestros pasos, retornamos al asfalto y nos dirigimos al municipio de Ríomalo de Abajo, para afrontar la subida al mirador de “La Antigua” con la panorámica espectacular del meandro “Melero”. Este ascenso es más duro, pero merece la pena.

Repertorio de fotografía, intercambio de opiniones con colegas de Badajoz y avituallamiento obligado, compuesto por hornazo dulce y “brebaje secreto”, todo por gentileza de Fernando, con merecida bronca incluida a los otros dos pájaros por haber olvidado el acompañante líquido tinto.

Seguimos con un descenso vertiginoso de nuevo hacia Ríomalo, Paco y yo con precauciones, pero Fernando “a tumba abierta”. Vuelta por carretera hacia “El Soto” con un repecho final de cuatro kilómetros que se agarraba lo suyo.

La ruta es preciosa y habrá que repetirla (esta vez completándola). Espero que en la próxima nos acompañen los pájaros hoy ausentes. 















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