Asisten: Juan Miguel, Paco, Pedro, Ángel, Anselmo, Ventura y
José Manuel. Bueno… y un rato Emilio.
Ruta: Doña Brígida, Florida de Liébana, Pino de Tormes, San
Pedro del Valle, Zarapicos, Parada de Arriba, Florida de Liébana, Salamanca.
Comentarios: Comenzó la mañana con un problema de
sincronismo entre un servidor y mi reloj despertador, que no me permitió estar
puntual a la quedada del Puente Romano, pero sí integrarme al grupo en el
inicio de la cuesta del cementerio. Tampoco estuvo en la salida Fernando, éste
por un problema de conciliación de sueño durante toda la noche anterior.
Aunque hacía frío, la soleada mañana invitaba al optimismo a
pesar de la planificada ruta por asfalto debido a los barrizales acumulados.
Nada más cruzar el puente de Gudino se unió al grupo Emilio Galán, que nos
asombraba con su recién adquirida “galga” KTM
de 29” y neumáticos antipinchazos “tubeless”, todo un lujo para nuestras
ajustadas carteras.
Por su parte Ventura, que llevaba inactivo varios meses, enseguida
empezó a acusar el paso de los kilómetros y le costaba seguir el ritmo del
resto. Menos mal que el viento no quiso castigarle más. En definitiva que sin
prisa, pero sin pausa, nos pusimos en San Pedro del Valle, donde había que
hacer parada obligada en la fuente romana para bautismo de los nuevos: Ventura
y Emilio, que no conocían el paraje.
Visto el flojo estado físico de Ventura, decidimos acortar
la ruta prevista, subiendo la tendida rampa hasta Zarapicos. Fue aquí donde
Emilio Galán, haciendo alarde de un poderío sobrenatural, decidió acelerar la “marcheta”
y tras un fallido intento de seguirle de Paco y un servidor desapareció en el
horizonte sin que nadie volviera a saber de su paradero. Todavía estoy
sospechando que tal vez salió volando, como ET, y después se lo tragó un “agujero
negro”.
Por detrás el bueno de Ventura hacía lo que podía para
seguirnos a duras penas. Llegados a Parada, giramos a la izquierda para volver
sobre nuestros pasos en Florida de Liébana y vuelta al Doña Brígida, donde
Ventura hizo lo contrario que Emilio, se perdió en la retaguardia quedando
fuera del alcance de nuestra vista desde lo alto del Cementerio. Tal vez
también resultó engullido por el famoso “agujero
negro”.
Saldo de la batalla: una baja por vanguardia y otra por
retaguardia.
Los debutantes |
Todos menos Paco |
Si algún día me animo a dar una vueltica con vosotros, se me tragará el agujero seguramente por la retaguardia!
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